26.7.06

Robert Breer

Uno de los cineastas más lúcidos y creativos surgidos en la segunda mitad del Siglo XX, Robert Breer (Detroit, 1926) realizó una obra de una solidez a primera vista inimaginable avanzando contra las distintas corrientes y tradiciones de la animación cinematográfica. Pintor abstracto obsesionado por Mondrian devenido en realizador, adaptó las técnicas del collage (a través del uso de fotogramas inconexos [single frame]) y más tarde las fusionó con procesos de rotoscopiado, pixillation y dibujos coloridos de trazo grueso hasta llegar a un estilo único y volátil.
Así, "revelando los artificios -como dijo una vez- en vez de encubrirlos", su cine entrelaza secuencias filmadas, dibujos en 2-D y 3-D, flashes de fotogramas, sonidos chirriantes y silencios alcanzando una potencia visual mediante la cual su espectador permanece maravillado durante la totalidad de la proyección: imposibilitado de despegar los ojos de la pantalla y, mejor aún, de saber qué es lo que vendrá.

A continuación, un texto suyo de 1959 publicado en el nº 29 de la revista Film Culture (1963) y republicado en el libro Experimental Animation. Origins of a New Art de Robert Russett y Cecile Starr (1976, Litton Ed. Publishing, New York).




Una declaración

Imágenes separadas una detrás de otra en una rápida sucesión convirtiéndose en movimiento... esto es el cine. Durante los 60 años de su existencia ha sido usado, principalmente, como un instrumento de registro; y como pintor abstracto mi primer interés cinematográfico fue buscar una manera de registrar las infinitas relaciones de color y forma que había experimentado en la pintura. Esperando, de alguna manera, presevar la pureza formal de la imagen fija en este nuevo y dinámico medio, realizé varios intentos simplemente imponiendo movimiento sobre las relaciones espaciales de mis pinturas. La interrupción resultante de estas relaciones, al igual que la intrusión de anécdotas en esos primeros trabajos, me forzaron a explorar más profundamente el medio cinematográfico.
En 1954 realizé el siguiente experimento: expuse 6 pies de película cuadro a cuadro, como de costumbre en la animación, pero con esta particular diferencia -- cada imagen era lo más distinta posible a la anterior. El resultado fueron 240 sensaciones ópticas distintivamente diferentes encerradas en 10 segundos de visión. Uniendo ambos extremos de la cinta con pegamento para formar un loop, pude proyectarlo una y otra vez durante largos períodos. Me sorprendió descubrir que la repetición no se volvía monótona debido a que el ojo constantemente hallaba nuevas imágenes. Recién ahora estoy comenzando a apreciar la importancia de este experimento que me mostró la manera de preservar la integridad de las composiciones espaciales mientras se las modifica en el tiempo. Simplemente limitando al observador de una pintura a 1/24avo de segundo produzco una unidad cinematográfica y añadiendo varias de estas unidades produzco una película.
Mientras que la intención común en la animación ha sido representar movimientos naturales y de una manera gradual donde la modificación de formas permitiese al ojo unirlas suavemente, yo comenzé a tratar a las imágenes separadas como sensaciones individuales para ser experimentadas separadamente, más en contrapunto que en armonía. Me encuentro combinando libremente imágenes muy dispares y finalmente usando el movimiento continuo solo para conectarlas. Esta técnica tiende a destruir el desarrollo dramático en el sentido más común y una nueva continuidad emerge en la forma de una textura densa y compacta. Al empujarla hasta los extremos la vibración resultante presenta una imagen casi estática en la pantalla.

Abril 1959


(En las fotos Swiss Army Knife With Rats and Pigeons y Recreation.)