6.9.12

Canto del cisne,
por Peter Tscherkassky
En este momento histórico estamos siendo forzados a afrontar la pérdida de un medio de expresión artística totalmente desarrollado y establecido como lo es el cine analógico. Lo que hemos llegado a llamar "arte moderno" se gestó cuando el arte comenzó a reflejar su estructura interna, sus medios y posibilidades; en una palabra, sus materiales. Desde ese momento, todo arte radical ha sido vitalmente fundado sobre el potencial único de su medio. Esta es la razón por la cual la película cinematográfica y la digital no son de ninguna manera intercambiables, ni en su proceso ni proyección. Sólo uno de los muchos efectos que cada uno es capaz de lograr los conecta: la ilusión de movimiento. Para aquellas personas que piensan al cine simplemente como un asunto de imágenes en movimiento, las diferencias entre los dos medios parecen, entonces, insignificantes. Pero para aquellas que están dedicadas a trabajar con la gran cantidad de posibilidades únicas de la película cinematográfica, su desaparición inminente es dramática.
Tal vez en unos cuantos años el cine analógico habrá desaparecido, reemplazado por el procesamiento digital de imágenes y lo que sea que venga después. Hasta ese entonces continuaré mi trabajo artístico como una suerte de canto del cisne, como mi despedida a la belleza sin igual del cine analógico.


Texto extraído del libro Film: Tacita Dean, editado en 2011 por la galería Tate de Londres.


[En la imagen, L'Arrivée, de Peter Tscherkassky.]