[a diego t.]
De alguna manera, supongo que creí que Jack Smith sobreviviría al SIDA de la misma forma que sobrevivió a la pobreza, los propietarios inmobiliarios, la neurosis, los plagios, la falta de reconocimiento, la vida en Nueva York, el LSD y la explotación de Flaming Creatures. De acuerdo a lo poco que comía, es increíble que Jack haya vivido tanto—pero así es que cada una de sus performances trataba acerca de la imposibilidad de la existencia de sí mismo.
Jack Smith fue un artista de artistas cuya ironía sin límites, integridad formal, sabiduría visual, pasión de perdedor y fantástica ostentación fueron una inspiración y una fuente de ideas para generación tras generación de cineastas underground, performers y dramaturgos. Sus colaboradores, apreciadores y acólitos incluyen a algunos de los más distinguidos creadores de este pueblo—Ken Jacobs, Andy Warhol, Susan Sontag, John Vacarro, Ronald Tavel, Richard Foreman, Charles Ludlam, Robert Wilson, Stefan Brecht, Vivienne Dick. Yo mismo le debo mucho a Jack. El primer artículo que jamás publiqué en el Voice fue sobre Flaming Creatures, y puedo decir que ningún arte me movilizó tan profundamente como los shows de diapositivas de medianoche y las performances a ritmo glacial que Jack acostumbraba a escenificar en la Plaster Foundation of Atlantis en la calle Greene pre-Soho. (Permítanme recordar algunos títulos: Gas Stations of the Cross Christmas Spectacle, Spiritual Oasis of Lucky Landlord Paradise, Orchid Rot of Rented Lagoon.)
Largos ensayos podrían escribirse sobre los rushes de Normal Love o The Secret of Rented Island, una producción de Jack de 1978 basada en Espectros de Ibsen (¿quién puede lidiar con el adelantamiento de esto?) interpretada, al menos la noche en la que la vi, por un elenco de animales embalsamados y un profesor de la Universidad de Nueva York en un carrito de supermercado, con Jack haciendo todas las voces. Jack Smith fue un personaje legendario, como Alfred Jarry o Franz Kafka. Y, incluso cuando él se veía a sí mismo como un simple “Donald Flamingo, solo una personalidad local tratando de sobrevivir”, él no se veía ni sonaba ni actuaba como ninguna otra persona. Era alto y flaco, y su acento distintivo y agudo (gracioso de imitar, perfecto para expresar confusión fingida) lograba transmitir somnolencia e histeria en igual medida.
Jack podía ser muy, muy, muy difícil, y si bien yo fui menos un amigo que un fanático, lo conocí lo suficiente como para entender el ritual de sus tácticas de retrazo, mediante las cuales reducía una audiencia a su esencia apreciativa. (Importante de mencionar: Él sí trabajaba para un público, y, a diferencia de la mayoría de los vanguardistas, su público era popular.) Como artista, Jack tenía una pureza única—sus escritos, sus fotografías, sus películas, sus perfomances, sus montajes, su colección de discos, sus disfraces, su devoción por Maria Montez eran todo parte de lo mismo. Una vez que retiró Flaming Creatures de Anthology Film Archives, su arte dejó de estar contaminado por cualquier tipo de apoyo institucional—un hecho asombroso en esta edad primitiva, pero sí, Jack Smith fue, en todo sentido, un visionario.
Él tenía su política también. En el centro de esa utopía “socialista” que a Jack le gustaba imaginar como un basurero gigante, un depósito de objetos descartados. “Creo que este centro de objetos sin usar y objetos no deseados se convertirá en un centro de actividad intelectual,” explicó una vez en Semiotext(e) (sugiriendo a la revista el nombre más pegadizo de Odio de capitalismo). “Las cosas crecerán a su alrededor.” De hecho, ese centro de objetos sin usar es algo que Jack Smith creó aquí, en esta ciudad, desde fines de los ‘50 hasta el lunes pasado. La gente me dice que Jack se fue tranquilamente, rodeado de amigos. Realmente pienso que su muerte marca el fin de una era—para todas las personas que lo conocieron y para Nueva York también.
J. Hoberman
(Publicado originalmente en The Village Voice, el 3 de octubre de 1989; incluido en el excelente Vulgar Modernism. Writing on Movies and Other Media, Temple University Press, 1991).
4 Comments:
Realmente creo que Jack Smith hacia el verdadero cine de autor que tanto se comenta hoy... Rompiendo paradigmas sociales este hombre llevo el arte como razon de vida y sin duda Flaming Creatures es una de mis peliculas favoritas...!!! gran articulo amigo...!!!
Hola
Quisiera felicitarte por tu blog, el cual me parece de una profundidad más que interesante.
Del mismo modo, te invito a visitar el mío.
Un saludo
Por favor, comunicate conmigo que quiero proponerte algo. Gracias.
Germán, no me dejaste a dónde contactarte. en mi perfil está mi mail personal. escribime ahí cualquier cosa.
abrazo
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