24.8.13

Morgan Fisher
[a Andrés Levinson]

Peter Kubelka dijo una vez, en medio de una conferencia, que la película cinematográfica es un esténcil. Este simple hecho explica la gloria del cine, y demuestra qué es lo que está en riesgo en la diferenciación entre el soporte fílmico y las imágenes en movimiento digitales.

Al ver un esténcil se comprende cómo éste crea una imagen. Se percibe la correspondencia física entre el esténcil y la imagen. El esténcil permite visualizar la imagen y la imagen permite visualizar el esténcil. Lo mismo ocurre, en principio, con la película cinematográfica: una sucesión de esténciles que crean sombras en movimiento.
La relación visible entre un origen material y la imagen que éste produce es lo que no existe en las imágenes en movimiento digitales. El origen material de las imágenes en movimiento digitales es completamente indescifrable. Las tarjetas de memoria y los discos rígidos no dicen nada acerca de las imágenes en movimiento que contienen o cómo éstas son registradas y reproducidas. Como sea que esas imágenes aparecen delante de uno, no se trata de sombras.
La base material de la película cinematográfica es inseparable de su propia comprensión. Es por eso que las perforaciones, mucho más que los fotogramas, son el emblema universal del material fílmico. Antes de que haya fotogramas debe haber perforaciones. Se sabe que toda película cinematográfica las tiene. Y si bien no se ven las perforaciones al ver una película, el medio está presente en lo que se observa en la pantalla.
Se reconoce que la imagen es fotográfica porque se ve el grano y otras características de la emulsión. Además se ve la suciedad y las rayas, que confirman que la imagen es una sombra de una base material.
Si las perforaciones son el emblema universal del material fílmico, ¿cuál es el emblema universal de las imágenes en movimiento digitales? La inescrutabilidad de su origen material imposibilita la existencia de un emblema y señala el problema con semejantes imágenes; lo que tienen de malo, uno se siente tentado a decir.
Otro problema con las imágenes en movimiento digitales es que son perfectas. No tienen signos de su origen material, de modo que el medio en sí es invisible. Por lo menos en los antiguos formatos de video la crudeza de la imagen señala la existencia de un origen material. Se observa que la imagen proviene de alguna parte, aunque no se entienda cómo.
En una palabra, la película cinematográfica es auténtica. Las imágenes en movimiento digitales son a veces alteradas para que se vean como si hubiesen sido registradas en soporte fílmico. Esto admite abiertamente el poder de la autenticidad de la película cinematográfica que las imágenes en movimiento digitales no pueden alcanzar debido a su naturaleza.
La película cinematográfica es costosa. Las copias son abultadas y pesan mucho. Pero estas son las consecuencias de la naturaleza material del soporte fílmico. Y esa naturaleza es lo que vuelve a la película cinematográfica irremplazable.

Texto extraído del libro Film: Tacita Dean, editado en 2011 por la galería Tate de Londres.

[En la imagen, Standard Gauge, de Morgan Fisher.]