Morgan Fisher
[a Andrés Levinson]
Peter Kubelka dijo una vez, en medio de una conferencia, que la película cinematográfica es un esténcil. Este simple hecho explica la gloria del cine, y demuestra qué es lo que está en riesgo en la diferenciación entre el soporte fílmico y las imágenes en movimiento digitales.
Al ver un esténcil se comprende cómo éste crea una imagen.
Se percibe la correspondencia física entre el esténcil y la imagen. El esténcil
permite visualizar la imagen y la imagen permite visualizar el esténcil. Lo
mismo ocurre, en principio, con la película cinematográfica: una sucesión de
esténciles que crean sombras en movimiento.
La relación visible entre un origen material y la imagen que
éste produce es lo que no existe en las imágenes en movimiento digitales. El
origen material de las imágenes en movimiento digitales es completamente
indescifrable. Las tarjetas de memoria y los discos rígidos no dicen nada
acerca de las imágenes en movimiento que contienen o cómo éstas son registradas
y reproducidas. Como sea que esas imágenes aparecen delante de uno, no se trata
de sombras.
La base material de la película cinematográfica es
inseparable de su propia comprensión. Es por eso que las perforaciones, mucho
más que los fotogramas, son el emblema universal del material fílmico. Antes de
que haya fotogramas debe haber perforaciones. Se sabe que toda película
cinematográfica las tiene. Y si bien no se ven las perforaciones al ver una
película, el medio está presente en lo que se observa en la pantalla.
Se reconoce que la imagen es fotográfica porque se ve el
grano y otras características de la emulsión. Además se ve la suciedad y las
rayas, que confirman que la imagen es una sombra de una base material.
Si las perforaciones son el emblema universal del material
fílmico, ¿cuál es el emblema universal de las imágenes en movimiento digitales?
La inescrutabilidad de su origen material imposibilita la existencia de un
emblema y señala el problema con semejantes imágenes; lo que tienen de malo,
uno se siente tentado a decir.
Otro problema con las imágenes en movimiento digitales es
que son perfectas. No tienen signos de su origen material, de modo que el medio
en sí es invisible. Por lo menos en los antiguos formatos de video la crudeza
de la imagen señala la existencia de un origen material. Se observa que la
imagen proviene de alguna parte, aunque no se entienda cómo.
En una palabra, la película cinematográfica es auténtica.
Las imágenes en movimiento digitales son a veces alteradas para que se vean
como si hubiesen sido registradas en soporte fílmico. Esto admite abiertamente
el poder de la autenticidad de la película cinematográfica que las imágenes en
movimiento digitales no pueden alcanzar debido a su naturaleza.
La película cinematográfica es costosa. Las copias son
abultadas y pesan mucho. Pero estas son las consecuencias de la naturaleza
material del soporte fílmico. Y esa naturaleza es lo que vuelve a la película
cinematográfica irremplazable.
Texto extraído del libro Film: Tacita Dean, editado en 2011 por la galería Tate de Londres.
[En la imagen, Standard Gauge, de Morgan Fisher.]
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