31.10.13

Agenda
Semana III del Film Experimental,
La Plata, Argentina

Del 7 al 9 de noviembre próximo tendrá lugar en La Plata la tercera edición de la Semana del Film Experimental, muestra curada y producida enteramente por Federico Lanchares. A continuación, el cronograma completo de proyecciones y el (enorme) texto introductorio, escrito exclusivamente por el cineasta y curador canadiense Chris Kennedy.

Jueves 7 de noviembre, 21hs
Pablo Marín. Películas en 16mm
TM (2008, color, sonora, 2 min.)
xoxo (2013, color, muda, 5 min.)
Denkbilder (2013, color, muda, 5 min.)
1640 (2013, color, muda, 2 min.)
Zoología lírica (2013, b&n, sonora, 10 min.)

Viernes 8 de noviembre, 21hs
Claudio Caldini. Performance audiovisual con cinco proyectores de Super 8
LUX TAAL (2009)
Fantasmas cromáticos (2012)

Sábado 9 de noviembre, 21hs
Homenaje a Marie-Louise Alemann. Películas en Super 8 y 16mm, con la presentación de Katja Alemann y Juan José Mugni
Yo veo conejos (1967, 16mm, b&n, muda, 22 min.)
Autobiográfico 1 (1971, Super 8, color, sonora, 6 min.)
Una visión de la vida (Escenas de mesa) (1976, Super 8, color, sonora, 6 min.)
Ring-side (1979, Super 8, color, sonora, 15 min.)
Legítima defensa (1980, Super 8, b&n, sonora, 11 min.)
Menotauria (1983, Super 8, color, muda, 12 min.)
Seguido de la proyección del documental sobre Marie-Louise Alemann, Butoh (2013, 61 min.), de Constanza Sanz Palacios.

Presente y futuro del cine experimental
por Chris Kennedy
Esquematizar un presente preciso del cine experimental es complicado. El cine experimental es plural. Es local, global, tradicional y nuevo. Es registrado en film o video; proyectado en pantallas y muros; resignificado a partir de material crudo encontrado en la basura, alterado químicamente o meticulosamente rodado y editado. Encuadra gente con una mirada casi antropológica o se concentra en la abstracción de la luz. Lo realizan hombres y mujeres con inclinaciones políticas como así también aquellos que ubican a la poesía como una interpretación fundamental del mundo.
Dentro de esta diversidad, es evidente que en la actualidad hay un renacimiento de la práctica del cine experimental. La comunidad de artistas, programadores y espectadores se percibe hoy más viva de lo que estaba tan sólo una década atrás. De hecho, el celuloide se ha enfrentado a la “muerte del film” y logró sobrevivir. La muerte del film fue un momento en el cambio de milenio, que vio a la forma-arte contemplando el agujero negro del video. Un empujón consumista hacia el progreso hizo que muchos aplaudieran la adopción del proceso digital mientras que los adherentes a la película fílmica sintieron que debían armar barricadas en contra del cambio tecnológico. Lo digital era más barato, el film más bello, dos subjetividades que fueron tratadas como hechos, creando sospechas entre los que eligieron una sobre la otra. La guerra continuó hasta que dejó de importarle a nadie, ya que la industria del cine adoptó la tecnología 3-D y con ella los proyectores digitales, y los realizadores de cine experimental se encontraron marginados, como siempre habían estado, pero esta vez con más equipamiento descartado que nunca.
Ahora que el polvo se asentó, los artistas o adoptaron lo digital o repatriaron lo analógico con fines particulares y encontraron su trabajo en diálogo con sus pares nuevamente. La mayoría de los realizadores usan tecnología digital para al menos una parte de su proceso de trabajo, pero las herramientas digitales más revolucionarias han sido el email e internet. La realización del cine experimental siempre fue una práctica internacionalmente conciente: existe una larga tradición de correspondencia entre cineastas y de artistas haciendo girar su trabajo por salas underground y festivales en el extranjero. Sin embargo, el email y las tecnologías digitales han hecho que las conexiones verdaderamente florezcan durante los últimos veinte años. El internacionalismo es inducido por listservs, Facebook, blogs y filesharing, y ha incrementado la posibilidad de los artistas de hacer llegar su trabajo más allá de las fronteras de su país. Como resultado de todo esto, los festivales hoy en día ya no están obligados a situarse en los grandes centros de la cultura. Lugares como Windsor, Canadá (Media City); Seúl, Corea del Sur (Exis) y La Plata, Argentina (Semana del Film Experimental) pueden tener festivales que compiten en amplitud con los centros tradicionales debido a su habilidad para investigar e invitar a realizadores de más allá de su medio local. Las sombras digitales de internet paradójicamente permitieron más conexiones físicas con artistas llevando sus pesadas latas de película o sus discos duros a festivales cercanos y en el exterior.
La existencia de internet como un gigantesco archivo vivo ha inspirado a jóvenes artistas, catedráticos y programadores para explorar la historia del cine experimental. La curiosidad es ayudada por el hecho de que muchos realizadores de los años sesenta y setenta están vivos. Muchos de ellos todavía están trabajando o fueron incentivados hacia una creatividad renovada, debido al reciente interés en su trabajo. Jóvenes archivistas, entrenados en la preservación de celuloide, comenzaron la tarea de restauración de trabajos antiguos para verlos nuevamente y los logros de las generaciones anteriores están siendo reexaminados por estudiosos en relación a la producción actual. Muchos artistas jóvenes han establecido un diálogo con cineastas de otras generaciones, reconociendo el lugar que ocupan en la historia del cine experimental (a tal punto que muchas veces se rinden homenajes directos a las obras clásicas del género). De esta manera, el archivo fílmico se convirtió también en un archivo viviente una vez más y cincuenta años de práctica experimental se visualizan constantemente, como ha mostrado este festival, al combinar trabajos antiguos y recientes.
Cuando hablamos de un archivo, generalmente pensamos en la obra, pero existe también el archivo de las herramientas tecnológicas utilizadas para realizar la obra. Un movimiento internacional que fue posibilitado por la transición de la industria hacia lo digital ha sido el movimiento del laboratorio fílmico de los últimos quince años. Los laboratorios industriales fueron descartando equipamientos obsoletos, que fueron a parar a las manos de los cineastas que se congregaron en pequeñas cooperativas para compartir las herramientas de su oficio. Hay en este momento más de treinta de ellos alrededor del mundo, desde Seúl hasta Grenoble, Melbourne y Bogotá, con artistas procesando e imprimiendo sus propios films manualmente o con maquinaria rescatada. Los artistas son atraídos por la independencia que les da hacer el trabajo ellos mismos, así como los procesos no estandarizados pueden darle a un film hallazgos inesperados. Se desarrollan con los diferentes tipos de película que aún se fabrican o lo que queda en Ebay, y algunos incluso están experimentando para crear sus propias emulsiones en caso de que la producción industrial cese por completo.
Los laboratorios son en su gran mayoría cooperativas, con miembros compartiendo tareas y recursos, y han construido una red de colegas –a través de listservs y encuentros cara a cara– para trazar estrategias sobre sus necesidades globales de cara a los tantos cambios radicales de la última década.
El cine experimental como práctica analógica está cambiando con rapidez y no es fácil predecir el futuro en vista de dicho cambio. Notablemente, las virtudes cualitativas de la filmación analógica han capturado a una generación más de realizadores que abrazaron la tecnología frente a su creciente marginalización.
Como el renacimiento de los coleccionistas de vinilos, una consecuencia extraña de la transición hacia las tecnologías digitales es que ha creado un nicho de jóvenes realizadores que todavía tienen el deseo de trabajar a la vieja usanza mientras puedan. Debido a crisis recientes como la bancarrota de Kodak (que posteriormente volvió a ser solvente), hay urgencia de este deseo, aunque todavía existen muchas compañías que producen película para el cineasta analógico (Kodak, ORWO, ADOX, AGFA, Wittner, FOMA y Ferrania que volverá a producir película a partir del 2014). La muerte del film pudo haber afectado a la industria del cine, pero al margen de esto la herencia de la filmación analógica está muy viva todavía.
El fantasma de la pérdida ha incentivado la apreciación del soporte analógico por parte de una nueva generación de realizadores de una manera que no puede ser clasificada como nostalgia, porque no hay sufrimiento (algos) por un regreso (nostos).En lugar de esto hay una historicidad tanto del pasado como del aquí y ahora en la que los cineastas quieren participar. Es de esperar que el futuro vea más realizadores que adopten completamente el soporte digital, pero estamos transitando un momento afortunado en el cual podemos experimentar con todos los posibles materiales de realización cinematográfica, viendo trabajos tanto en fílmico como en video, y reconocer las cualidades de ambos. Ya sea lo instantáneo de un cartucho Super 8 de 3 minutos o el esquema complejo de un collage digital, el presente y el futuro cercano del cine experimental mantendrá el legado y la praxis asociada al material fílmico, y crecerá y se expandirá con el cambio tecnológico. Lo que es más importante, mantendrá una línea histórica con un pasado vibrante, creando fuertes lazos con esa historia y con los cambios radicales ocasionales. El cine, la “invención sin futuro” de los hermanos Lumière aún mantiene la promesa de un futuro. Y, probablemente, sea uno creativo.

Todas las funciones de la Semana III del Film Experimental se realizarán a las 21hs en la Sala Select del Pasaje Dardo Rocha (Calle 50 e/ 6 y 7), La Plata, Argentina. Más info, acá.

[En la imagen, TM, de Pablo Marín.]