18.11.10

Proceso creativo + Agenda

Llueve en Mar del Plata,
por Andrés Denegri

Murió un amigo. Mi nuevo video no puede dejar de estar empapado de este hecho. Parece egoísmo, pero en realidad es una cuestión de incapacidad. Es que solo me siento preparado para crear a partir de las cosas que me tocan, a nivel personal, con esta contundencia. Disfruto de algún arte inteligente, y espero poder crecer como realizador para acercarme a él. Pero lo cierto es que el eje real de todos mis videos es el amor. Aunque no quede plasmado de manera explícita, el origen de cada una de estas piezas audiovisuales es el gozo y el dolor que él produce. Entiendo que lo otro, el carácter formal o el sentido político, se dan naturalmente en el gesto de crear; pero siempre hay algo antes, al menos para mí. Porque siento que eso anterior es lo primordial. Hablo de aquello que la muerte de un amigo te hace recordar.

Murió un amigo. Solo me interesa estar acá, junto al río fresco, bajo este árbol imponente, para contemplar el cielo majestuoso y el furioso movimiento del mar. Es de día y es de noche, con la gente que amo escuchamos caer el aguacero. Porque llueve en Mar del Plata.
* * *
Llueve en Mar del Plata es un video construido a partir de dos mil sesenta y cuatro fotografías y una grabación casera de audio, que retratan cinco situaciones cotidianas, testimonios breves de lo primordial: el tiempo compartido con las personas que uno ama.

Llueve en Mar del Plata (2010, 12 min.) se proyectará, junto a Grito (2008, 20 min., versión 35mm) y Colonia (2008, 2 min.), este próximo jueves 25 de noviembre, a las 19hs. en el auditorio de la Alianza Francesa, bajo el marco del ciclo de video arte del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, coordinado por Victoria Simon. Entrada libre y gratuita. Para más información, hacer click acá y acá.


[En la imagen, Llueve en Mar del Plata, de Andrés Denegri.]

1.11.10

Sobre la perspectiva física
(ver: desarraigo dialéctico)


Estoy en el umbral de la puerta con la idea de entrar a mi habitación. Se trata de una empresa complicada. En primer lugar, debo luchar contra la atmósfera que presiona sobre cada centímetro cuadrado de mi cuerpo con un peso de 1 kg. Luego debo tratar de aterrizar sobre una tabla que vuela alrededor del Sol a una velocidad de 30 km por segundo; una fracción de segundo de demora, y la tabla estará a millas de distancia. Y hay que realizar esta proeza en el momento mismo en que estoy suspendido de un planeta esférico, con la cabeza hacia afuera, sumergido en el espacio y con un viento de éter que sopla a no se qué velocidad por todos los poros de mi cuerpo [...]. Es cierto, a un camello le resulta más fácil pasar por el ojo de una aguja que a un físico el umbral de su puerta.


Fragmento de un texto del físico inglés Arthur Eddington citado por Walter Benjamin en una carta a G. Scholem, citado por David Oubiña en su ensayo
Una juguetería filosófica: Cine, cronofotografía y arte digital (Ed. Manantial, Buenos Aires, 2009, pág 96).